El síndrome postvacacional, también denominado depresión postvacacional, es un concepto que surge para dar nombre al conjunto de síntomas como la ansiedad y la depresión, que surgen cuando una persona tiene que volver a adaptarse a la rutina laboral tras estar de vacaciones y que pueden alargarse hasta los tres meses posteriores a la incorporación al trabajo. Es más frecuente que aparezca en las mujeres que en los hombres.

En la actualidad hay opiniones encontradas sobre la existencia o no de este síndrome. Sin embargo, la mayoría coincide en que es más frecuente que aparezca en empleados que tienen una visión negativa de su trabajo, no se sienten realizados y supone una obligación acudir a él.

Causas

La incorporación a la rutina de trabajo después de haber estado ausente por las vacaciones puede suponer un periodo de estrés ante los cambios de horarios, el aumento de las obligaciones y la ausencia de los periodos de tranquilidad y el cambio del estilo de vida. En algunas ocasiones este proceso de adaptación es muy difícil para el trabajador y puede provocar que le afecte a nivel psicológico y físico.

Síntomas

Los síntomas dependerán de cada caso concreto. En algunas circunstancias pueden agravarse hasta presentar casos de estrés agudos, mientas que en otras situaciones, el empleado sólo tendrá manifestaciones de algunos. Los más comunes son:
  • Ansiedad
  • Malestar general.
  • Depresión. 
  • Sudoración. 
  • Falta de concentración y descenso del rendimiento. 
  • Cambios de humor. 
  • Incremento de las palpitaciones. 
  • Síntomas cardiacos y respiratorios. 

Prevención 

Existen una serie de actividades o consejos que el trabajador puede poner en práctica para impedir que aparezcan los primeros síntomas.
  • Planificar el regreso: Los especialistas recomiendan no regresar el día anterior a la incorporación al trabajo de las vacaciones. Según los expertos, es aconsejable volver dos días antes para poner todo en orden, adaptarse a la vuelta a la rutina y mentalizarse para volver al trabajo.
  • Organización: Al volver debe dedicar algunos minutos para organizarse, analizar qué trabajos hay pendientes y priorizarlos. Retomar todo de golpe e intentar abarcar todo el primer día de vuelta puede desencadenar que aparezcan los primeros síntomas de estrés. Es recomendable que ese día saque tiempo para hablar con los compañeros y crear un entorno de trabajo bueno.
  • Reordena la vida fuera del trabajo: Durante las vacaciones es frecuente que las personas trasnochen y coman y beban con más frecuencia fuera de casa. El primer paso que deben dar es ajustar las horas de sueño. Para conseguirlo deben renunciar a la siesta e intentar dormir ocho horas las primeras semanas.
Por otro lado, consumir alcohol puede incidir sobre los síntomas más característicos del síndrome postvacacional: la ansiedad, la apatía y la depresión. Reducir la ingesta de alcohol y de cafeína (su consumo incrementa las manifestaciones del estrés) ayudan a evitar la aparición.
  • Practica deporte: Los beneficios de realizar actividades físicas también están vinculados con este síndrome, ya que, además de que las personas que realizan deporte están más felices, también ayuda a liberar el estrés que se acumula en el día a día.
  • Paciencia: Este síndrome es pasajero y, a medida que el trabajador se adapta a la vuelta de la rutina, los síntomas irán desapareciendo. No obstante, si se alargan durante más de seis meses es recomendable acudir al médico para pedir ayuda.

Diagnóstico

El diagnóstico de este síndrome se realiza mediante una entrevista clínica en la que el médico analizará la situación previa del paciente y si aparecen los síntomas descritos con anterioridad.

Tratamientos

No existe un tratamiento específico para el síndrome postvacacional ya que suele desaparecer por sí solo a medida que el trabajador se adapta a la rutina. La mejor forma de evitarlo es seguir las medidas preventivas que minimizarán el riesgo a padecerlo.

Cómo superarlo

Para superar el síndrome postvacacional y el estrés ligado a él los especialistas señalan que el trabajador debe:

  • Utilizar el tiempo de la comida para descansar y romper con las actividades profesionales.
  • Dejar el trabajo en la oficinay no llevárselo a casa.
     
  • Evitar analizar constantemente los problemas sino más bien emplear nuestra energía en la resolución de los mismos a través de una visión más amplia y coherente dejando a un lado el aspecto emocional que deriva el problema en cuestión. No hacerlo puede implicar incrementar los niveles de ansiedad.
  • Ensalzar la parte positiva de volver al trabajo e intentar que los aspectos negativos no se magnifiquen sobre los positivos.
     

Como gran parte de vosotros estáis a punto de acabar vuestras vacaciones. Vamos a poner en práctica unos consejos que nos ayudarán porque la mayoría han tenido días de excesos alimentarios y de poca actividad física.

Tampoco vamos a decir que en vacaciones perdemos todo lo ganado durante el año, pero sí que lo descuidamos, por eso vamos a ver ocho hábitos para retomar una vida sana después de las vacaciones.

Los principales hábitos para retomar una vida sana

  1. Beber más agua: además de no tener calorías, es el mejor sistema de hidratación para nuestro organismo. Limitemos todo lo posible los refrescos azucarados y las bebidas con alcohol.
  2. Comer más frutas, verduras y hortalizas: las grandes olvidadas del verano. Sobre todo cuando salimos fuera a comer, normalmente los platos que pedimos son muy pobres en estos alimentos. Cuando hagamos la lista de la compra a la vuelta de las vacaciones, estos alimentos no deben faltar.
  3. Recuperar horarios de sueño: en vacaciones los horarios de descanso brillan por su ausencia. Lo mismo nos acostamos a las 3 de la mañana que nos echamos una siesta de dos horas. Recuperar una rutina de sueño nos va a ayudar a optimizar el descanso.
  4. De vuelta a hacer deporte: podemos comenzar con sesiones cortas de 20-30 minutos, tres-cuatro veces a la semana. Correr, pedalear, nadar, pesas, tenis, pádel… todo vale para comenzar a movernos.
  5. Comer menos, pero mejor: como hemos dicho anteriormente, mejorar nuestra dieta comiendo más frutas, verduras y hortalizas, pero también limitando las cantidades que han tendido a pasarse de rosca en las vacaciones. Como premisa, no llegar a ese punto de: «no me cabe más, estoy lleno». Hay que plantarse antes.
  6. Consumir más fibra en tu dieta: no es casual que mucha gente tenga problemas de hábitos intestinales cuando salen de vacaciones. Descuidamos mucho el consumo de fibra. Elige alimentos integrales y que no falten a diario las 5 raciones de frutas y verduras recomendadas.
  7. Reducir el consumo de «chucherías»: nos referimos a esos alimentos con mucha densidad energética que han sido habituales en el verano, como helados o golosinas. Deben ser puntuales en nuestra dieta (una vez a la semana).
  8. Andar y subir escaleras: además de hacer deporte de forma específica, hay pequeños gestos que podemos hacer a diario e incrementarán nuestra actividad. Evita coger el coche en distancias cortas y ve andando, a lo largo de la semana sumarás varios kilómetros: todo cuenta, aunque sea andando. También podemos olvidarnos del ascensor un tiempo. Subir escaleras es un ejercicio muy completo, sobre todo para las piernas y el corazón. Lo que parece algo insignificante como subir tres pisos andando, es una actividad equiparable a hacer 3 series de ejercicios de piernas en el gimnasio.

Dra Teresa Pérez

Coach de salud

Médico de Empresa

Especialista en Valoración de Daño Corporal

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