Los beneficios de una ducha fría son numerosos. Con un poco de entrenamiento se puede incorporar como rutina diaria para avanzar hacia un estilo de vida optimista y sano.

AUNQUE A SIMPLE VISTA PUEDA PARECER UNA LOCURA, ES ALGO QUE NOS TRAE EFECTOS MUY BENEFICIOSOS PARA LA SALUD

Esta mañana he tomado una ducha fría. He sentido el impulso que se necesita para elegir el agua fría, la he sentido sobre la piel y me he mentalizado de que resulta agradable. Me he secado con la toalla, he sentido la aún más agradable reacción del calor y energía que desprende el cuerpo, la respiración profunda que genera, y he esperado que el día continúe con energía y vitalidad.

Despiértate con un vaso de agua… caliente

¡Espero que te atraiga esta forma de empezar el día porque produce muchos beneficios sobre la salud!

¿DUCHARSE CON AGUA FRÍA?

Con solo pensarlo nos ponemos a tiritar, sobre todo en invierno. Pero se trata precisamente de esto, de llegar a comprender que incluso la tiritona puede ser un magnífico ejercicio: es una contracción muscular acelerada con la finalidad de producir la mayor cantidad de calor posible en el organismo.

Nuestro objetivo no será en realidad llegar a la molesta tiritona, sino convertir el baño frío en una experiencia natural y agradable con posibilidades higiénicas y terapéuticas.

Rutina saludable en para empezar el día

La misma agua, con presión y temperatura idénticas, se puede recibir de forma fastidiosa (como cuando alguien te lanza agua fría sin avisarte) o de forma agradable (si te mentalizas para disfrutarlo). El efecto placebo y la producción de neurotransmisores son muy distintos.

LOS BENEFICIOS DE UNA DUCHA FRÍA

Los principales promotores de los baños fríos terapéuticos en Europa fueron Vincent Priessnitz y Sebastian Kneipp. Su apuesta fue principalmente por baños parciales de pies, manos y brazos, o por frotaciones generales, y siempre muy breves. Bastan unos segundos para provocar una reacción general.

En el baño de nuestra casa se necesita decisión, coraje, voluntad, ilusión y sobre todo optimismo para elegir el agua fría, sentirla y disfrutar con ella, entendiendo que no es solo una necesidad higiénica, sino una oportunidad para entrenar los sistemas termorregulador e inmunitario y para fortalecerse física y mentalmente.

Si no hemos desarrollado esta capacidad de decisión, siempre podemos comenzar a entrenarnos con la fría después de utilizar la caliente.

POTENCIA TU SALUD FÍSICA Y MENTAL

El entrenamiento progresivo con el agua fría produce un fortalecimiento general a nivel físico: estimula la circulación, consume calorías, vigoriza los nervios y refuerza el sistema inmunitario.

Además mejora el sistema termorregulador, lo que permite adaptarse mejor al frío y al calor ambientales. Esto aumenta la tolerancia al frío y se resisten mejor los cambios de tiempo.

También tonifica y reafirma a nivel emocional y mental: ayuda a despertar, a disfrutar, a estar más optimista, a reaccionar y a recuperar la capacidad de vivir el presente. Quita el miedo al agua fría y pone las bases para superar otros miedos.

La experiencia física y psicológica de convivir y disfrutar con el agua fría nos enseña a transformar las dificultades en retos que superar.

Ayuda en el aspecto preventivo, porque mejora el síndrome de fatiga crónica, sustituye los neurolépticos y sedantes, prepara la musculatura antes del ejercicio y favorece la recuperación después de una sesión intensa, y evita resfriados.

CÓMO ENTRENARSE PARA DUCHARSE CON AGUA FRÍA

Empieza poco a poco:

  • Toma la ducha caliente y al final dirige el agua fría durante unos segundos a los pies. La ducha previa caliente dura de 1 a 3 minutos. La ducha fría completa se mantiene de 1 a 3 segundos en función del entrenamiento; en verano puede disfrutarse 15-30 segundos.
  • Los días siguientes suma brazos, pecho y espalda hasta la ducha completa.
  •  Después sécate rápido y con brío. Para aumentar el efecto calorífico de la frotación puedes usar una toalla de lino. Es importante que inmediatamente te abrigues bien.

En cuanto a las temperaturas, el agua caliente no debe superar los 38 ºC y el agua fría debe estar a 18ºC o menos.

Dra Teresa Pérez
Coach de salud
Médico de Empresa
Especialista en Valoración de Daño Corporal

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