¿Cuántas veces has imaginado como sería tu vida si tu mayor sueño se hiciese realidad?

   Los sueños u objetivos son importantes porque nos estimulan a actuar. Un sueño va más allá de ser una ambición o una simple ilusión, es una meta a lograr que solamente se consigue con la total voluntad de querer alcanzarla.

Seguro que has escuchado a muchas personas decir que te «bajes de las nubes», que «hay que ser realistas y prácticos» y olvidarse de los sueños, porque «los sueños, sueños son y nunca se convierten en realidad.»

  Bien, pues hablaremos de realidades: La realidad es que la medicina se ha desarrollado gracias a personas que imaginaron algo que resultaba imposible materializar en su época, la realidad es que la tecnología se aceleró gracias a soñadores que visualizaron un mundo mejor con las ayuda de algunos «extraños artefactos» -que ahorrarían trabajo, esfuerzo y tiempo- y, la realidad, es que todas las ciencias progresaron y el mundo evolucionó porque alguien “tuvo un sueño”.

  ¿Cómo sería hoy el mundo si todas esas personas no hubieran prestado atención a su sueño y se hubiesen “quedado con los pies en la tierra”? Desde lo más simple como puede ser el uso del jabón o unos zapatos, llegando a lo más complejo en materia de telecomunicaciones y habiendo pasado por medicamentos, vacunas, electricidad, transporte… ¡nada se hubiera materializado nunca!

  Incluso, en tu propia vida, todo lo que tienes hoy empezó, en algún momento, siendo un sueño sobre algo que querías tener, lograr, conquistar…

  Por eso, no importa cual sea tu sueño: tener las mejores cosas que el dinero puede comprar, ser el/la mejor en tu profesión, gozar de una salud plena, alcanzar la completa paz interior, compartir tu vida con la persona que te complemente, disfrutar de una familia unida y feliz… Da igual, si lo deseas de verdad ¡puedes alcanzarlo!

  Pero ¿cómo? Todas las personas que vieron realizado su sueño: el título del estudiante, la empresa propia del trabajador, la familia unida y feliz del ama de casa, el record o la medalla del deportista, etc. tenían algo en común: Sabían exactamente lo que querían, tenían el deseo real de alcanzarlo y creyeron que lo harían. Estuvieron dispuestos a invertir dinero, tiempo y esfuerzo, a sacrificar y renunciar a su descanso, diversión y pereza, a entregarse a sí mismo/a al cien por cien; y ¡Ninguno escuchó las voces negativas de fracaso, se desanimó o “tiró la toalla”!

  ¡Ahora te toca a ti! Define, concretiza tu sueño, imagínalo y ¡Ve a por él! Invierte todas tus fuerzas, recursos y capacidades, haz todo lo que esté a tu alcance sin dejar escapar ninguna oportunidad. No apartes tu mirada de la meta e ignora las voces negativas que intentan hacerte desistir; mantente firme, sigue adelante y… Cree, tú solamente cree.

 

Maribel Salvo
Vicepresidente de LMQA y Psicóloga

 

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