“Y el SEÑOR iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche”.
(Éxodo 13:21)

Dios permite las dudas, los miedos, los malos pensamientos, las tentaciones y las demás dificultades como lo permitió a los hijos de Israel al pasar por el desierto rumbo a la Tierra Prometida. En compensación, de la misma forma como Él iba delante de ellos de día en la columna de nube… y de noche en una columna de fuego, también continúa guiando a los perseverantes con la Columna de la Fe, la revelación de los escogidos.
La audacia, la decisión, el coraje, la determinación, la intrepidez, la osadía y, sobre todo, la perseverancia son lo mínimo que el Señor de los Ejércitos espera de los que anhelan tomar posesión del PREMIO de la Salvación. Por lo tanto, ¡no pierdas la visión de la Columna de la Fe en este desierto!
Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego. (Éxodo 13:22) De la misma forma, Él nunca Se apartará de los que Lo siguen. Por encima de todo lo que has sentido de malo, también has visto y notado la Columna de la Fe ardiendo en tu interior, ¿no es así? Entonces, ¡no desvíes tu visión hacia las pequeñeces que están por debajo! ¡Dios está contigo!

 

Jamás pierdas la visión de la Columna de la Fe en este desierto.

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