Cuando el azúcar sale algo elevado en una analítica saltan todas las alarmas. Tener la glucosa alterada no siempre es sinónimo de diabetes aunque, sea lo que sea, es imprescindible empezar a tomar el control.

Te haces una analítica de sangre, y cuando te dan el resultado aparece un asterisco donde dice “glucosa”… ¿qué me ocurre? ¿Soy diabético? ¿Tengo resistencia a la insulina? ¿Las dos cosas a la vez?¿O acaso son lo mismo?.

Según la Fundación para la Diabetes en España, casi un 14% de los mayores de 18 años presentan Diabetes Tipo 2 (más de 5,3 millones de personas), con una mayor incidencia a partir de los 61 años, sobretodo en mujeres, y hasta un 12,6% de la población (más de 4,8millones de personas) tiene la glucosa basal alterada, lo cual es bastante preocupante.

Aunque los dos conceptos están relacionados con los niveles de glucosa o de azúcar en la sangre, no son sinónimos y es necesario saber distinguirlos para no caer en confusiones y errores a la hora de abordarlos.

La función de la glucosa en la sangre

La glucosa es la encargada de proporcionar la energía que necesitan nuestras células para que el cuerpo humano funcione deforma correcta, y la forma que tiene de llegar y de entrar en ellas es a través de una hormona que produce el páncreas y que se llama insulina.

CUÁNDO ES RESISTENCIA A LA INSULINA

Sin embargo, en la resistencia a la insulina (médicamente llamada insulinorresistencia o hiperinsulinemia) lo que sucede es lo siguiente:

  • El páncreas sí produce insulina suficiente pero ésta no puede ejercer bien su función ya que el organismo deja de ser sensible a su acción, no la reconoce, lo que hace que la glucosa en sangre aumente.

La producción de insulina es correcta pero el cuerpo no la «reconoce»

  • El páncreas, para compensarlo, sigue produciendo más y más hormona cada vez pero sin conseguir ningún efecto. Si esto no se frena, llega un momento en el que el organismo ya no puede seguir generando más insulina y acaba por aparecerla diabetes.

En resumen, tener resistencia a la insulina no significa ser diabético, pero esta situación puede ser la antesala de la diabetes tipo 2 y hay que ponerle remedio cuanto antes.

Síntomas de un mal control del azúcar

Hay algunas señales que te pueden hacer sospechar que tu cuerpo tiene algún problema con el control de la glucosa:

  • Si notas que tienes más hambre y sed de lo habitual y por más que comes y bebes no te sacias.
  • Has adelgazado sin motivo, orinas mucha cantidad y con bastante frecuencia (incluso tienes que levantarte por la noche).
  • Te encuentras cansado, notas la vista borrosa o tus heridas tardan demasiado en cicatrizar.

Ante alguno (o varios a la vez) de estos síntomas es hora de consultar con el médico para descartar un problema de glucosa pues hasta en un 50% de los casos el diagnóstico se hace cuando ya ha aparecido alguna complicación y eso es lo que hay que evitar.

Cómo tratar esa resistencia

El exceso de peso está directamente relacionado con la resistencia a la insulina por lo que, si tu analítica te ha dado un aviso, lo primero que debes hacer es adelgazar.

Llevar un estilo de vida saludable, siguiendo una dieta sana y variada y realizando ejercicio físico a diario, puede hacer que la situación se revierta y la glucosa vuelva a ser normal.

Con hábitos de vida saludables se puede revertir la situación

  • Comer hidratos de carbono refinados o no integrales favorece la aparición de la resistencia insulínica por lo que hay que dar preferencia a alimentos con una carga glucémica baja como los productos ricos en fibra y los ácidos grasos Omega 3 presentes en pescados azules, frutos secos, semillas…
  • Todo en cantidades adecuadas, sin excesos y respetando las 5 comidas diarias para mantener los niveles de azúcar en sangre constantes a lo largo del día.
  • La práctica deportiva debe cumplirse al menos 5 días por semana, siendo suficiente caminar a paso ligero durante 30-45minutos diarios.

¿Y si lo que tengo es diabetes?

Es el médico quien debe controlar la diabetes y poner el tratamiento adecuado pero, en líneas generales, hay que cuidar la dieta, hacer ejercicio físico y tomar medicación, ya sea insulina ofármacos antidiabéticos orales, según el tipo de diabetes que se sufra.

  • ¿Qué me puede pasar si no controlo el azúcar? Si la glucosa se mantiene en niveles elevados durante mucho tiempo, termina por afectar a las distintas partes del organismo apareciendo complicaciones a nivel del riñón, de los ojos, del corazón, de los vasos sanguíneos, de los nervios, de la boca e incluso puede derivar en amputaciones de los dedos de los pies.

La alimentación y el ejercicio sirven para controlar la glucosa

  • ¿Sigues la dieta Mediterránea? Es la más aconsejable en estos casos ya que se basa en alimentos muy saludables como las carnes blancas, el pescado, las frutas y verduras frescas, las legumbres, los frutos secos, la pasta, el arroz, los cereales de grano entero y el aceite de oliva virgen extra como grasa saludable. Evita a toda costa los precocinados y comida procesada y da prioridad a los productos frescos de temporada.

 

Dra Teresa Pérez

Coach de Salud

Médico de Empresa

Especialista en Valoración del Daño Corporal

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