Generalmente, el agresor ya fue una víctima… y es, de esta manera, como se perpetúa el bullying, como una especie de “epidemia social” que se propaga de forma incontrolable y de generación en generación. Tan sólo en el último año fueron registradas, por las fuerzas del orden y seguridad, 4.757 delitos de bullying y agresiones en el medio escolar. Pero hay un lado más negro que aquello que muchos todavía juzgan como “peleas de niños”: el bullying deja marcas para toda la vida, eso cuando no supone que muchas vidas se vean cortadas por actos desesperados como el suicidio.

Diego era un chico español de apenas 11 años. Se suicidó saltando desde la ventana de su casa. Vivía en el quinto piso con su familia a la que dejó una carta emotiva y esclarecedora. En la carta explicaba el motivo de su actos y les pedía disculpas. Diego era víctima de bullying y vio, en su propia muerte, la única salida para acabar con su sufrimiento.

SOLUCIÓN EFICAZ.
El responsable de la conferencia “Transformación total de padres e hijos”, revela que los casos de bullying no se limitan al espacio del aula. Desafortunadamente ocurre en los colegios, en la calle, en internet, en el trabajo e, incluso, en las iglesias. “Eso es algo que las personas hacen, no importa la edad. Empieza cuando se es un niño pero, cuando se es adolescente y adulto, existen personas que realizan bullying en cualquier lugar” –afirma.

La mejor forma de enfrentarse a esta situación, en el caso de los niños y adolescentes, es que hablen con sus padres y, los padres, a su vez, deben tomarse en serio el problema e intentar solucionarlo inmediatamente.“Si alguien viene a atacarte físicamente, sabes que te puedes defender. Y, si es necesario, recurre a un adulto o, incluso, a un policía o a tus padres. –destaca Cardoso.

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