No es necesario comentar la importancia que tiene la
alimentación como punto clave en nuestra salud, tanto a nivel
preventivo de enfermedades como también de la calidad de
vida que disfrutamos.

A veces nos surgen dudas, por ejemplo ¿qué diferencia hay entre términos muy usados, y están en boca de todos, como alimentación y nutrición?

Pues bien, cuando hablamos de alimentación nos estamos refiriendo al proceso de elección y a la forma de consumir los alimentos, dependiendo de factores sociales, de los gustos personales, de los hábitos de cada persona, del clima o estación anua, etcétera.

Y la nutrición es  cada uno de los pasos que nuestro organismo de forma automática utiliza para incorporar, trasformar los nutrientes que se hallan en los alimentos y así poder desarrollar todas las actividades necesarias para el  normal funcionamiento  de la vida humana.

En materia de alimentación existen muchas cuestiones que abordar por lo que comenzaremos con unas pautas básicas que nos van a ayudar a todos, independientemente de nuestra edad y estado de salud actual.

NUESTRO DECÁLOGO ES ESTE:

· Repartir los alimentos en 5 comidas al día, y comer menos en cada comida. La distribución del número de veces que comemos es fundamental para crear disciplina y elevar nuestro metabolismo, sabiendo el papel de cada alimento y el momento idóneo del día para consumirlo.

· Masticar y ensalivar bien los alimentos para facilitar su digestión y aprovechamiento. Tomemos un tiempo, sin prisas, con tranquilidad para disfrutar de la comida.

· Beber fuera de las comidas. La mejor bebida es siempre el agua. Buenos son también los caldos de verduras ligeros y los jugos de verduras recién exprimidos. Lo ideal es beber agua antes de comer y no durante la comida porque así no se interfiere en la digestión y también notaremos que ingerimos menos cantidad de caloría algo muy interesante si queremos controlar nuestro peso.

· Limitar al máximo el consumo de alcohol y de café. El primero es un depresor del sistema nervioso central y el segundo es un estimulante. Ambos se comportarán acidificando nuestro organismo.

· Consumir alimentos procedentes de la agricultura ecológica (cultivados sin plaguicidas, pesticidas ni abonos sintéticos) y de producción local, eso los hace estar en nuestra mesa con mayor frescura, evitando transporte, almacenaje y distribución que mermaría siempre la calidad del producto.

· Sustituir la sal común de mesa por sales de calidad: sal marina integral, sal del Himalaya, sal gris francesa (o sal marina celta). No abusar de su consumo.

· Reducir al máximo el consumo de azúcar y productos refinados (harina blanca y derivados de ésta, pan blanco, pastas blancas, bollería industrial, postres preparados envasados.)

· Evitar los alimentos en conserva y preferir los frescos en la medida de lo posible. El objetivo es reducir aditivos a la vez que incrementamos el aporte vitamínico.

· La dieta debe ser equilibrada y lo más variada posible para evitar la aparición de alergias, reacciones o sensibilidades.

· Comer es una necesidad pero también un placer. La comida debe aportarnos las cantidades necesarias de energía y nutrientes para el organismo, pero también es importante el bienestar psico-emocional de comer un plato gastronómicamente bien preparado, en buena compañía y en un entorno agradable. Apliquemos este consejo volviendo a retomar momentos únicos, compartiendo desde el momento de cocinar, decorar la mesa, crear un buen ambiente, con un toque personal y distintivo. Busca salir de la monotonía, la rutina, dando rienda suelta a la creatividad. Alejar de estos instantes la aceleración y las prisas del día a día y combatir de una manera enérgica el aislamiento, los muros que se levantan por la utilización de móviles y dispositivos electrónicos a la hora de comer. Es un buen momento para charlar, conocer más a los que nos rodean y establecer lazos sólidos y afectivos que repercutirán muy positivamente en la salud.

Una alimentación equilibrada y saludable deberá dar preferencia a…

  • Una dieta rica en frutas y verduras.
  • Una dieta rica en fibra para evitar el estreñimiento.
  • Los alimentos crudos.
  • Las ensaladas con alimentos crudos cada día. Acompaña tu comida y tu cena con una gran ensalada con mucho color, o un gazpacho.
  • Los cereales integrales mejor que refinados.
  • Los aceites vegetales de primera prensada en frío por encima de otros tipos de aceites.
  • Las proteínas vegetales  en equilibrio  con las proteínas animales de las que muchas veces se abusa: legumbres, , semillas de chía, , guisantes, quínoa, arroz integral, y amaranto.
  • Cuando se consuman productos animales ser muy selectivo: evitar al máximo las carnes procesadas, elegir carnes blancas y rojas de elevada calidad, y consumir principalmente carnes de origen biológico y pescado de tamaño pequeño (para evitar en lo posible los metales pesados).
  • Una dieta hidratada: o sea, que contenga muchos alimentos crudos que contienen mucha agua en su composición. Y beber suficiente agua (fuera de las comidas).
  • Y beber suficiente agua (fuera de las comidas).
  • Una dieta con alimentos cocinados con distintos procedimientos: asados, hervidos, a la plancha, guisados… pero sin abusar de los fritos.
 
Ahora tan solo nos falta poner en práctica estos consejos y descubrir que si en tu lista de  tareas de esta semana reservas un lugar especial para tu salud, verás  resultados que te sorprenderán.
 
«Tú eres tan importante para tu salud como ella lo es para ti.»

 

 

Dra Teresa Pérez
Coaching de salud
Médico de empresa
Especialista en valoración de daño corporal

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