El valor del tiempo
Todos recibimos como regalo 24 horas diarias. Nadie tiene más ni nadie tiene menos. Tal vez como sabemos que esas 24 horas están seguras, algunas personas no les dan ningún valor. Pero, si quieres tener éxito, necesitas valorar tu tiempo. Piensa en tus 24 horas como en algo extremadamente precioso. Algo que debes dar solo a quienes realmente lo merecen. Entonces, analiza cómo las has usado. ¿Leyendo revistas de cotilleo? ¿Viendo un programa de TV que es solo entretenimiento? ¿Jugando a los videojuegos? ¿Siguiendo la vida de los demás por las redes sociales? Seguro que empiezas a entender por qué muchas veces dices que “no tienes tiempo” o que “tu vida no avanza”.
En realidad, tienes tiempo, todo el mundo lo tiene. Solo te falta entender qué has hecho con él y descubrir cómo aprovecharlo de forma inteligente y constructiva. En todo momento de la vida estás ganando o estás perdiendo, y no hablo solamente de bienes materiales. O te se desarrollas o te atrofias. Lo que parece un término medio es solo ese momento en el que te estás atrofiando sin darte cuenta. Si te quejas, cuentas chismes y participas en conversaciones inútiles o negativas, te estás atrofiando. Estás llenando tu cabeza de cosas inútiles que no te ayudarán en ningún área de tu vida. ¿Para qué gastar el tiempo de esa manera?
¿En qué empleas el tuyo?
¡El ser humano gasta sin darse cuenta! Gasta tiempo, gasta dinero, gasta salud. Antes de pensar en cambiar tu dieta, en controlar tus gastos o en reorganizar tu tiempo, necesitas entender tu comportamiento actual. Tus actitudes deben salir del nivel inconsciente, irracional y emocional y pasar al nivel consciente. Una buena manera de hacer eso, para controlar la alimentación, por ejemplo, es utilizar un cuaderno para anotar lo que comes, la hora, la cantidad y el tipo de comida. Haz eso durante una semana. Al final de ese periodo, tendrás una idea más clara de cómo te has alimentado y qué necesitas cambiar. Del mismo modo, si te falta dinero a fin de mes, anota lo que gastas, hasta los céntimos, detallando exactamente lo que compraste o pagaste y la hora. Así identificarás tu patrón de gastos y podrás entender por dónde se está yendo el dinero. Al principio puede ser engorroso, pero tener conciencia de tu comportamiento es liberador.
¿Cómo optimizar el tiempo?
Apunta qué haces durante una semana para entender dónde estás desperdiciando el tiempo. Cada vez que cambies de actividad o que hagas una pausa para hacer otra cosa, marca el horario y lo que empezaste a hacer. Retoma el control de tu tiempo. Debes entender que eres el responsable de cómo usas cada minuto y cada hora que recibiste. Otra manera de hacerte consciente es elegir en qué vas a usar tu tiempo y seguir tu plan estrictamente.
Casos reales de éxito
Jim Whitehurst, presidente de la empresa de tecnología Red Hat, contó en un artículo sobre productividad que dedica unos minutos del domingo a escribir sus metas semanales, pues estas siempre están relacionadas con los objetivos más importantes que fueron establecidos para el año. De esa manera, no pierde la concentración. Cada semana hace algo que le ayuda a llegar donde quiere. Y él está avanzando. Este es uno de los grandes secretos para el éxito: saber hacia dónde se está yendo y continuar en dirección a lo que se quiere.
Jim explica que no pierde mucho tiempo en esa planificación semanal, generalmente dedica tan solo 15 minutos para establecer (o recordar) las metas que perseguirá durante la semana, incluyendo todo lo que necesita hacer: “ese poco tiempo dedicado a la planificación previa define en gran medida “cómo” gasto mi tiempo durante la semana. Eso garantiza que me enfoque en las cosas importantes que ayudan a conducir nuestros negocios y me hace ser cuidadoso con mi tiempo.”
La actitud de Jim es un ejemplo de organización consciente del tiempo. Él se detiene y planifica durante algunos minutos y, después, usa con inteligencia los próximos siete días para poner en práctica lo que planificó. Observa cómo eso es una prueba de equilibrio.
Las personas exitosas no se dejan llevar por la corriente, no permiten que los demás definan cómo utilizar su tiempo. Cuando siempre estás disponible en las redes sociales y en los programas de comunicación instantáneos, estás entregando a los demás el poder de definir cómo serán gastadas tus horas. Pierdes el control.
¿Cuánto tiempo tardaremos en recuperar la concentración?
Estudios académicos sobre la ciencia de la interrupción (sí, existe esa ciencia) han demostrado que, en la actualidad, un trabajador normal cambia de tarea cada tres minutos y, una vez interrumpido, tarda entre 20 y 30 minutos en reanudar la tarea anterior. Uno de los estudios realizados por la investigadora Gloria Mark, de la Universidad de California, reveló que cada empleado pasaba aproximadamente 11 minutos en un proyecto antes de ser interrumpido. Las consecuencias son desastrosas y pueden ser aún más graves cuando se trata de un trabajador del área de salud o de seguridad, por ejemplo. Cualquier distracción puede ser mortal.
Esa situación se ha agravado debido al mal uso de los teléfonos inteligentes y a la dificultad que tienen las personas para lidiar racionalmente con la avalancha de información y con los estímulos lanzados sobre ellas minuto a minuto.
Ahora, piensa en las conclusiones de estos estudios. Si no tienes cuidado puedes cambiar de tarea cada tres minutos y ni siquiera percibirlo. Cuando finalmente logras concentrarte, esa concentración solo dura 11 minutos antes de ser interrumpida por alguien, en persona, a través del móvil, correo electrónico o por cualquier otro medio. Por eso, la única manera de ser una persona productiva es tomar las riendas de tu vida, decidiendo de forma consciente cómo utilizar tu tiempo. Las distracciones solo se producen cuando lo permites.
La actitud es la clave
Conozco personas que dicen no tener tiempo para leer un libro, pero tienen tiempo para ver una novela, para leer una revista de cotilleo, para ver cualquier cosa en internet o para hablar sobre temas sin importancia. Por favor, sé honesto. No digas que no tienes tiempo. Incluso porque, si dices eso, le estarás dando una orden a tu cerebro. Entonces, tu cerebro hará lo máximo posible para cumplir la orden, haciendo que cada tarea se te complique y te distraigas con mucha facilidad. Lamentablemente, así funcionan las cosas. Declara algo y tu cerebro se esforzará por hacerlo realidad.
Entonces, cambia tu actitud. El mismo tiempo que gastas en cosas inútiles puedes dedicarlo a cosas útiles como leer un buen libro o hacer un curso importante. Piensa que tienes horas preciosas a tu disposición y que, dentro de ellas, puedes realizar lo que siempre quisiste. Basta con saber elegir bien en qué las ocuparás.
Cuando valoras tu tiempo aprendes a priorizar y hacer primero las tareas más importantes. Las tareas más importantes no suelen ser las más urgentes, sino las que le dan más ganas de dejar para mañana. Si concluyes esa tarea, tu nivel de energía aumentará tanto que no volverá de la oficina agotado.
Ver el trabajo como algo estimulante también es una manera de rendir más. Piensa en el trabajo como en un juego de metas, establece puntuaciones, conviértete en el mejor jugador. Piensa en el tiempo como dinero, conoce el valor de cada minuto. Define qué harás en los próximos diez minutos y hazlo.
Existen millones de maneras de lidiar mejor con las 24 horas que te confiaron y debes descubrir la más eficiente para tu situación. Si te sientes sobrecargado, posiblemente es porque has dejado que el trabajo se acumule ya sea en la empresa, en casa o en cualquier área de tu vida. Todo lo que dejas que se acumule forma una pila que, rápidamente, se convierte en una montaña. Si cae encima de tu cabeza, es el fin.
Es inútil tomarse las cosas dramáticamente, quejándose y pensando que solo las vacaciones resolverán tu problema. Es muy probable que te hayas tomado vacaciones varias veces y continúes sobrecargado. Las vacaciones no hacen milagros. La organización y la disciplina, si.