Chakras, numerología, esoterismo, chamanismo, tarot, terapias naturales, bolas de cristal, minerales, ángeles, hadas, duendes… todas estas creencias y técnicas pertenecen a las ciencias ocultas, una ciencia que cada vez gana más adeptos. Son muchas las personas que recurren a profesionales del ocultismo cuando no encuentran una salida a sus problemas. En la desesperación por recibir la cura de una enfermedad, recuperar un amor, o conocer su futuro, contactan con un vidente, un maestro africano, un tarotista… Hay otras que, afligidas por haber perdido a un ser querido, acuden a un espiritista para poder “hablar” otra vez con él y conocer sus voluntades.
El “Charlie, Charlie”, juego popularizado tras el estreno de una película norteamericana, empezó a ser muy popular entre niños y adolescentes de todo el mundo. Su estructura recuerda a la “ouija” y en ambos se cree invocar espíritus que sirven de “oráculo” a quien lo practica. Se registraron varios casos de accidentes y adolescentes traumatizados tras su manipulación. Hay gente que se muestra escéptica ante la idea de que estas prácticas puedan ser nocivas y hasta confiesan divertirse con ellas como si de un pasatiempo se tratase.
Sin embargo, no son pocos aquellos que, después de solicitar estos servicios, o manipular estos juegos, ven como su vida empeora dramáticamente.
La mayoría reconoce una mejora inicial: consiguen un empleo, recuperan una relación, son curados de una enfermedad… pero después ven como surgen otros problemas iguales, e incluso peores. Casos en los que la persona pasa a ser atormentada por pensamientos negativos, insomnio y nerviosismo, e incluso audición de voces o visión de bultos. También hay casos en los que las personas enferman gravemente o sufren accidentes mortales. Hay familias que pasan a sufrir una serie de patrones destructivos que se repiten de generación en generación, como si de una maldición se tratase.
UNA ILUSIÓN QUE DESTRUYE VIDAS
