Chakras, numerología, esoterismo, chamanismo, tarot, terapias naturales, bolas de cristal, minerales, ángeles, hadas, duendes… todas estas creencias y técnicas pertenecen a las ciencias ocultas, una ciencia que cada vez gana más adeptos. Son muchas las personas que recurren a profesionales del ocultismo cuando no encuentran una salida a sus problemas. En la desesperación por recibir la cura de una enfermedad, recuperar un amor, o conocer su futuro, contactan con un vidente, un maestro africano, un tarotista… Hay otras que, afligidas por haber perdido a un ser querido, acuden a un espiritista para poder “hablar” otra vez con él y conocer sus voluntades.

El “Charlie, Charlie”, juego popularizado tras el estreno de una película norteamericana, empezó a ser muy popular entre niños y adolescentes de todo el mundo. Su estructura recuerda a la “ouija” y en ambos se cree invocar espíritus que sirven de “oráculo” a quien lo practica. Se registraron varios casos de accidentes y adolescentes traumatizados tras su manipulación. Hay gente que se muestra escéptica ante la idea de que estas prácticas puedan ser nocivas y hasta confiesan divertirse con ellas como si de un pasatiempo se tratase.

Sin embargo, no son pocos aquellos que, después de solicitar estos servicios, o manipular estos juegos, ven como su vida empeora dramáticamente.

La mayoría reconoce una mejora inicial: consiguen un empleo, recuperan una relación, son curados de una enfermedad… pero después ven como surgen otros problemas iguales, e incluso peores. Casos en los que la persona pasa a ser atormentada por pensamientos negativos, insomnio y nerviosismo, e incluso audición de voces o visión de bultos. También hay casos en los que las personas enferman gravemente o sufren accidentes mortales. Hay familias que pasan a sufrir una serie de patrones destructivos que se repiten de generación en generación, como si de una maldición se tratase.

 


UNA ILUSIÓN QUE DESTRUYE VIDAS

Silvia es un claro ejemplo de lo pernicioso que resulta involucrarse en rituales místicos que, muy lejos de traer beneficios, puede destruir irremediablemente la vida de la persona.
“Esto trajo consecuencias devastadoras a mi vida: Me metí en el mundo de la parapsicología y el espiritismo y esto me afectó espiritualmente, en la salud, y en la relación con mi madre».—nos cuenta Silvia.
Cuando una persona se mete con cosas como la tabla ouija, el espiritismo, y cosas paranormales, lo que la persona empieza a sufrir es, realmente, una vida paranormal.
“Cosas que uno solo espera ver en una película de miedo pasaron a ser mi “pan de cada día”. —relata.
Silvia empezó a sufrir lo que sufren las personas que se involucran con estas cosas: deseos de suicidio, visiones, sonambulismo, y a veces se despertaba paralizada, sin poder moverse.
Además, su carácter y personalidad empezaron a cambiar. “Me volví una joven muy agresiva y muy rebelde, llegando incluso a pegarme con mi madre.” —recuerda.
En un intento de evadirse de los problemas, la joven se adentró en los vicios y la nocturnidad. Hacía cualquier cosa por no estar en casa. Sin embargo, esta situación llegó a su fin cuando llegó al Centro de La Mano que Ayuda y decidió, no sólo asistir, sino también practicar todo lo que aprendía.
“Cuando llegué aquí me di cuenta de lo mal que estaba y que todo lo que había hecho durante mi vida había estado mal… Fui practicando de todo corazón y sin reclamar, y perseveré confiando que tarde o temprano todo iba a cambiar.”—recuerda.
Y en efecto, su vida se transformó. “Actualmente no tengo depresión y no necesito beber. Fui liberada de todos los tormentos espirituales, y me llevo bien con mi familia. La maldición se convirtió en bendición”. —finaliza sonriente. Silvia
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