Se trata de un sitio donde nos sentimos bien, seguros, cómodos; me refiero a ese lugar que nos resulta conocido: nuestra zona de confort, que no es sino una especie de cortina detrás de la cual pueden evitarse los desafíos que diariamente tenemos que enfrentar.

La zona de confort es un espacio mental que determina que actúes dentro de unas barreras que tú mismo/a has levantado y establecido, que te proporcionan una sensación de seguridad porque lo conoces, donde sabes lo que puedes esperar que ocurra, y que, lejos de ser real, sólo te lo parece de forma subjetiva. Es el conjunto de ambientes y comportamientos con los cuales te sientes seguro/a y donde crees tenerlo todo bajo control. Esto hace que tengas tendencia a quedarte dentro de ella porque salirte, implica salir a lo desconocido y, por lo tanto, enfrentarte a nuevos desafíos y situaciones. Tus habilidades, conocimientos, actitudes, costumbres, creencias… forman parte también de tu zona de confort.

A pesar de que añoramos crecer, aprender, emprender nuevos caminos y alcanzar nuevas conquistas, nos escondemos detrás de nuestra zona de confort pero ¿por qué? Por miedo. Miedo a lo desconocido, miedo a perder lo que tienes, eres o crees, miedo al qué dirán, a fallar… Y, mantenernos ahí, escondidos, ocultos, protegidos, seguros… nos impide conseguir nuestros objetivos, llegar a nuestras metas y nos conduce a la mediocridad, al estancamiento.

Alrededor de nuestra zona de confort, se encuentra nuestra zona de aprendizaje; donde se encuentran los nuevos conocimientos, las nuevas sensaciones, las nuevas adquisiciones… hay quienes desean estar en esa zona y adquirir nuevas destrezas, conocer, comparar… pero también están aquellos a quienes les asusta, que la consideran un peligro y se niegan a entrar aquí.

Y, más allá, de la zona de aprendizaje, se encuentra otra zona: la zona de pánico, para unos, ese lugar en el que “pueden ocurrirte cosas gravísimas y malísimas” según dicen, sobre todo, quienes nunca estuvieron en ella, quienes tienen presente en sus mentes “y si me sale mal”. Sin embargo, para otros, es la zona mágica, el lugar donde está el pensamiento “y si me sale bien”. Es la zona de los grandes retos, los grandes logros y los grandes descubrimientos.

Si deseas lograr nuevas conquistas ¡no hay más remedio! Tendrás que salir de tu zona de confort. Enfrenta ese desafío con osadía porque, cada vez que sales de tu zona de confort, aprendes, creces, mejoras, añades, te superas… Y, cada vez que eso ocurre, tu zona de confort se amplía haciendo que con esos nuevos aprendizajes y conquistas mejore tu autoestima, tu motivación y tu bienestar.

Cada vez que tu zona de confort intente envolverte y arrastrarte con sus tentáculos de comodidad, acomodación y miedo ¡reacciona! No sucumbas ante la inactividad y la aparente seguridad que te ofrece: Tienes un futuro lleno de posibilidades pero ¿en qué zona vas a estar?

 

Maribel Salvo
Vicepresidenta de LMQA y Psicóloga

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