“La droga era mi amiga fiel porque me acompañaba y nunca me juzgaba”

Empezó a consumir con 15 años y con 19 su adicción a la cocaína dominó su vida

El alcohol y el tabaco son las sustancias que los jóvenes empiezan a consumir antes, en concreto con 16 años, según el último informe sobre alcohol y otras drogas en España realizado entre 2015- 2016 por el Ministerio de Sanidad. Posteriormente, a los 18 años prueban la primera sustancia ilegal, el cannabis. Este patrón es preocupante ya que muchos no se quedan ahí y se convierten en adictos a las denominadas drogas duras.

Las drogas destrozaron su vida

Rubén está dentro de esta terrible estadística. A los 15 años fumó su primer cigarrillo, empezó a salir con sus amigos y a beber todos los fines de semana. Lo que comenzó siendo un juego acabó escapándose de su control. Con 19 años coqueteó con otras drogas más fuertes como la marihuana, el hachís y la cocaína. “Solo quería buscar nuevas sensaciones, mantener esa sensación de bienestar, de alegría y de euforia que me acompañaba cada vez que consumía”, relata Rubén.

El problema es que acabó dependiendo por completo de estas drogas. “Me levantaba y tenía que fumarme un porro. En el trayecto al trabajo tenía que parar para inhalar cocaína y mientras trabajaba también consumía”, afirma nuestro protagonista. Se volvió agresivo, infeliz y destrozó su vida.

Su familia perdió la esperanza

Su hermana, tenía miedo a que llegara el fin de semana. “Se iba el viernes a trabajar y empalmaba directamente con el sábado, ni dormía”, narra Vanesa. Hacía lo que quería, desobedecía a sus padres, e incluso, les faltaba al respeto.
Intentaron ayudarle, pero fue imposible. El sueldo era insuficiente para pagar todos esos vicios. Su madre, Loli, recuerda que un día la preguntó “¿mamá, tienes joyas de oro que no uséis?”, ella le respondió que sí y ese mismo día las vendió y se lo gastó todo.
Nada le llenaba. ¡Había perdido la esperanza! Para Rubén la droga era “aquella amiga fiel que me acompañaba, no me juzgaba, ni se fijaba en las deficiencias que tenía”. De lo que no se daba cuenta es de que le estaba destrozando la vida.

La Mano Que Ayuda fue clave para desengancharse de la cocaína

Un día, después de toda la noche de fiesta, intentó suicidarse tirándose desde la terraza de casa de sus padres. Por suerte su padre, Luís, pudo detenerle. Ahí fue consciente de que necesitaba un cambio y decidió acudir a La Mano Que Ayuda.

El proceso fue complicado. Escuchó las orientaciones que le daban en las reuniones y las puso en práctica. Unos meses más tarde había dejado la cocaína y paulatinamente fue dejando el resto de sustancias.

Hoy Rubén está casado, tiene empleo, la relación con su familia es maravillosa y él es completamente feliz. En La Mano Que Ayuda le escucharon, le apoyaron y consiguió salir del complicado mundo de las drogas.

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