Pero, ser cada día mejores ¿en qué?

El desafío personal es una forma de enfrentar la vida con la finalidad de conseguir la victoria sobre aquello que no nos ha permitido “sentirnos realizados” hasta este momento: salud, relaciones personales, trabajo, dinero…

Todos los descubrimientos y hazañas que se han hecho a lo largo de toda la historia de la humanidad han sido, sin duda, el resultado del esfuerzo, el reto o el desafío que alguien hizo consigo mismo para lograr un objetivo, ya fuera este personal, económico, de reconocimiento…

Y, del mismo modo, sucede con cada uno de nosotros y con cada cosa que hemos construido, aprendido, obtenido o superado. Todas y cada una de ellas son el fruto de un reto, de habernos marcado un objetivo (de forma consciente o inconsciente) y de haber luchado por él. Son el resultado de habernos superado a nosotros mismos un poco más, de haber vencido el miedo al fracaso o a lo que podían pensar los demás, a las dudas sobre nuestras capacidades, la vergüenza… y tantas y tantas cosas y pensamientos negativos que intentaron impedirnos llegar a nuestra meta.

Tomemos un ejemplo ¿Se ha parado alguna vez a pensar lo difícil que es aprender a andar o a hablar? Sinceramente, creo que si no lo aprendiéramos de niños, muchos no seríamos capaces de aprenderlo de adultos: el miedo al fracaso, a caernos, a equivocarnos, a no conseguirlo, “al que dirán” y un largo etcétera de inconvenientes, seguramente, nos lo impedirían. Sin embargo, el niño, quiere alcanzar el juguete deseado, llegar a algún lugar, decir o pedir algo, responder… y no se detiene a pensar: “¡Uy!, ¿dónde voy yo con lo pequeño que soy?”;»Veamos, voy a hacer recuento de miembros a ver si tengo todos los que necesito: ¡oh, que lástima! pero si me faltan los dientes, a si es que… hasta que no los tenga todos, nada de hablar, que hay letras que necesitan de los dientes para pronunciarse correctamente”;”¡Ah, no! que antes ya me caí y ¡vaya chichón me hice!”; “Pero si ya intenté decirlo y nadie me entendió, incluso mi mamá se rió”; ”No, no, yo no me muevo, que antes ya fracasé y, encima, alguien se ha dejado una silla en medio”; ”Puf, con lo lejos que está, mejor espero a ver si viene solo o, con suerte, pasa alguien por aquí, adivina lo que quiero y me lo trae”; ”Si, claro, para que mi hermanito se ría de mí”; “Encima, antes “me pilló papá” y estoy en el punto de partida, dentro de la cuna otra vez, ¿para qué intentarlo de nuevo?…

¿Se imagina lo que ocurriría si el niño pensará y actuara así? Efectivamente, ¡nunca llegaría a caminar o a hablar! (ni, por supuesto, a hacer nada, jamás) Pero ¡No! afortunadamente, él no actúa de ese modo, él mira su objetivo y ¡lo quiere! y ¡va a por él!, sin importarle las barreras, los impedimentos, los fracasos anteriores, lo que dirán o pensarán los demás y sin pensar si tiene o no todos los recursos necesarios. Utiliza todas las habilidades, tácticas e instrumentos que puede, aprende de los errores y, por eso, antes o después, lo consigue. Los más atrevidos, valientes y perseverantes, lo consiguen antes; los más miedosos, acomodados y conformistas, mucho después o, incluso, nunca.

Y eso, exactamente, es lo que ocurre con nosotros, si establecemos metas y los pasos necesarios para alcanzarlas, si tenemos nuestra mirada fija en nuestro objetivo y usamos los errores para aprender y no para obstaculizarnos o paralizarnos, si perseveramos y seguimos intentándolo, si lo tomamos como un reto, un desafío… con intrepidez, ánimo, valentía y perseverancia y utilizamos todos los recursos y herramientas que hay a nuestro alrededor… entonces, ¡seguro que lo alcanzaremos! Pero si, al contrario, no tenemos un objetivo, miramos a nuestro alrededor fijándonos solo en los obstáculos, los límites y “el que dirán”, si desistimos ante el primer fallo y nos quedamos “esperando” que las cosas lleguen, siempre estaremos en el mismo lugar, con la misma vida y los mismos fracasos o, peor aún, retrocederemos empeorando y perdiendo, incluso, lo que ya hemos logrado.

Entonces ¿a quien debemos vencer? A cada palabra y pensamiento negativo que nos dice “no puedes, no sirves, no vales”, a cada persona que nos demuestra que no cree en nosotros, a nuestra mala utilización del tiempo, al hecho de no permanecer el tiempo suficiente en un proyecto como para tener éxito, al miedo, a la vergüenza, al desánimo…

Y ¿qué debemos buscar? Tener siempre nuevos objetivos que conseguir, nuevas metas que alcanzar, nuevos retos que afrontar y nuevos desafíos que vencer en nuestra vida; tanto en el terreno profesional, como en el personal o familiar.

Cada uno está donde está, como consecuencia de sus propias elecciones pues cada uno somos responsables de nuestra propia vida. Todo lo que somos hoy y seremos en el futuro, depende de nosotros; la vida que hoy tenemos es la suma de las opciones, decisiones y acciones que hemos tomado en el pasado. Cada uno, puede cambiar su propio futuro cambiando sus comportamientos y, para ello, el primer paso es pensar y sentir que tienes derecho a conseguir la felicidad pero también que es tu responsabilidad y, por lo tanto, que dependes única y exclusivamente de ti para alcanzarla.

Maribel Salvo
Psicóloga y Vicepresidenta de LMQA

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