Era una niña triste, angustiada, nerviosa y ansiosa. Con el paso del tiempo todo se fue agravando todavía más.

A los 15 años tuve una crisis convulsiva, me desmayé y me desperté en el hospital; donde me hicieron varias pruebas que no mostraron nada.

Después de sufrir cinco crisis, de haber sido vista por cuatro neurólogos y de haberme hecho innumerables pruebas, nada ni nadie conseguía detener mi problema.

Pero, además, me había enganchado a los medicamentos; me volví depresiva y estaba siempre nerviosa, ansiosa y con miedo de todo.

Alrededor de los 17 años, sentí muchos dolores en el lado derecho de mi cuerpo, tuve fiebre y fui al hospital donde me hicieron pruebas que revelaron un problema en la columna. Seguí los tratamientos durante dos años, pero no mejoraba. En aquella época fui a más de cinco neurólogos, diversos médicos generales y ginecólogos. Me hicieron muchas pruebas y, a los 24 años, descubrieron que sufría reflujo renal; estando mis riñones ya muy afectados. entonces me dijeron que tendría que operarme para intentar resolver el problema. Recuerdo que solo tenía el deseo de morir porque, para mí, ¡nada tenía sentido!

Nueva visión
Fue en esa época cuando volví a asistir al Centro Cristiano de La Mano Que Ayuda, pues ya había asistido anterior anteriormente. Además de los problemas de salud, mi interior, ¡estaba totalmente destruido!

A pesar de haber participado en el Centro Cristiano de La Mano Que Ayuda tres años, no había hecho caso a lo que habían enseñado. No tenía fuerzas para pedir ayuda, pero decidí buscar esa fuerza para luchar contra los pensamientos negativos y los miedos.

Hoy, tengo paz, salud y ahora puedo decir que ¡soy feliz de verdad!. Larissa

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